Sociedad industrial, tipo de sociedad que se caracteriza por el industrialismo. La sociedad industrial es resultado de la Revolución Industrial, proceso de evolución técnica, científica e intelectual que se produjo en el mundo occidental a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y que modificó la organización socioeconómica, política y cultural. Véase Industrialización.
En aquella época, teóricos sociales como August Comte consideraban que la aparición del sistema industrial y de las ciencias positivas (véase Positivismo) estaban “destinadas a desarrollar la acción racional de la humanidad”. El conde de Saint-Simon, entusiasta de la sociedad industrial, llegó a afirmar que en ella “residen todas las fuerzas de la sociedad y se realizan plenamente las virtudes del hombre”. Para Alexis de Tocqueville era la “sociedad democrática”. Comte captó el impacto del espíritu técnico y científico que iba a dominar en las modernas sociedades industriales, y supo prever la secularización, a través de la cual el pensamiento teológico y metafísico pasó a ocupar un segundo lugar.
En Dieciocho lecciones sobre la sociedad industrial (1962), el sociólogo francés Raymond Aron estudió en profundidad las sociedades industriales que, ya fueran capitalistas o socialistas, presentaban una sola realidad: la civilización industrial. Sus características, por tanto, coincidían en los siguientes rasgos: actividad productora ajena al marco familiar, división del trabajo y concentración de la mano de obra, acumulación de capital y orientación hacia el crecimiento.
El sociólogo francés Georges Friedmann, que rechazó el concepto de racionalidad económica en la sociedad industrial, centró su atención en analizar la organización del trabajo y el factor humano: “el hombre enfrentado a la máquina y a un trabajo parcelario y monótono”.
El interés hacia este tipo de sociedad es importante a la hora de analizar en sociología y ciencia política la evolución económica de un determinado país, y poder establecer las diferencias económicas entre los países más avanzados y los denominados ‘subdesarrollados’ o ‘en vías de desarrollo’.
Karl Marx comprendió este sistema de producción como una etapa de la historia de la humanidad marcada por la lucha de clases, el símbolo del triunfo de la burguesía sobre la nobleza, pero lo condenó a ser derrocado por el proletariado. Los sociólogos alemanes de principios del siglo XX han puesto por delante explicaciones culturales y religiosas para explicar su emergencia; Werner Sombart lo asocia con la mentalidad judía, Max Weber a la ética protestante. Más recientemente historiadores, como Fernand Braudel, se interesaron por la evolución en el tiempo largo de esta "civilización" remontándose hasta la Edad Media.
Tan pronto como se empieza a hablar de ella, la historia del capitalismo genera numerosas polémicas, sujeta a la confrontación entre las grandes corrientes políticas y económicas: imperialismo, colonialismo, desigualdad social, crisis económicas, explotación, pero también democracia, libertad, desarrollo, derechos civiles, riqueza y abundancia; siendo los términos que surgen en el debate
Tan pronto como se empieza a hablar de ella, la historia del capitalismo genera numerosas polémicas, sujeta a la confrontación entre las grandes corrientes políticas y económicas: imperialismo, colonialismo, desigualdad social, crisis económicas, explotación, pero también democracia, libertad, desarrollo, derechos civiles, riqueza y abundancia; siendo los términos que surgen en el debate
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